James Grace | ID

Historia



Era ese sonido que se escuchaba en la cocina, en la sala, en el baño y en la habitación, siempre en el cuarto de al lado, impulsándome a mirar lo que ocurría, un grito a la curiosidad de cualquier niño de quince años. Una llamada de atención a lo desconocido, el peligro y lo sobrenatural.

Me llamo James Grace, y tuve muchos caminos por elegir. Cualquiera que diga que no tenía camino, esta mintiendo o es idiota, o ambas cosas, porque cualquiera tiene y puede, labrarse su propio destino, algo que este acorde con lo que se quiere, se espera.

Nací en California, hace cerca de treinta y cinco años, en una familia disfuncional como la que mas. Padres ausentes, las pocas veces que se encontraban en la misma habitación, no se dirigían la palabra entre ellos, o en su defecto, a mi, su único hijo.  No diré que fue malo, porque desde que tengo memoria, tuve mas libertad que la mayoría de los niños, claro, hasta que cumplí quince años, y por fin, fui hasta mi armario al escuchar un ruido sordo, lo abrí, y no había nada, o eso creí, lo próximo que recuerdo era a un anciano que me ayudaba a levantarme, y mi abdomen surcado por una enorme cicatriz hinchada y roja. Ese fue el día en que me entere de todo lo que alrededor ocurría.

Sacerdote, padre, cura... No se despidió, me dejo su tarjeta en lugar de eso.
A la semana, una carta llegaba hasta la ventana de mi habitación, no se de donde apareció, solo estaba allí.

Lo siguiente que supe, fue que entraba a una ciudad secreta del vaticano o algo así, ahora entiendo todo, en ese entonces, solo creía que era mi propio Hogwarts. Un lugar donde poder encontrar un hogar. Con 16 años, curse el primero, y para sorpresa de varios, no quede impuesto como exorcista, sino como un técnico. ¡Vaya sorpresa!

Los siguientes años fueron tranquilos, no tuve pareja durante el segundo año tampoco, sino hasta el tercero cuando conocí a Elizabeth, una mujer de sonrisa afable y la sonrisa mas dulce que se pudiera encontrar, y ademas, terca como una mula.

Mi tiempo como estudiante no tiene tanto de memorable. Una vez fuera, nunca me volví a separar de Elizabeth, no volví a ver a mis padres hasta que cumplí veinticinco y hoy en día, no los visito mas de una vez al año, y cuando lo hago, no por mas de una o dos horas. Ahora soy yo, quien tiene un horario ocupado.